El enemigo oculto en las piscinas que puede ser mortal: “Los sumideros succionan con mucha fuerza y es difícil sacar a la persona”
- Expertos en construcción y salvamento explican a 20minutos qué causa y cómo actuar ante los atrapamientos.
- Esta semana un niño quedó en estado crítico tras quedar atrapado en la rejilla de una piscina en Madrid.
Una niña nadando en una piscina.
Se suele creer que el carácter natural y caótico de playas, ríos, lagos y embalses son la única causa de los ahogamientos, que cada año se cobran la vida de más de 400 bañistas en España. Nada más lejos de la realidad. Uno de cada diez casos suceden dentro de las piscinas, opción idónea para refrescarse en verano y darse un respiro ante el sofocante calor. Tienen apariencia de balsa sin peligro, pero la ausencia de oleaje no las hace inofensivas. Los elementos artificiales que garantizan su normal funcionamiento, uso y limpieza son la causa de que muchas personas sufran importantes complicaciones bajo el agua.
Esta misma semana un niño de 13 años tuvo que ser trasladado al hospital en estado grave tras quedarse atrapado en la rejilla de la piscina de su urbanización, en el municipio madrileño de Alcalá de Henares. Los vecinos allí presentes acudieron rápidamente a apagar la depuradora y pudieron sacar al joven inconsciente del agua. Precisamente ahí se encuentra el principal origen de los ahogamientos en las piscinas: la succión del sumidero de fondo, que se halla conectado a una bomba de aspiración que posibilita la depuración del agua.
“Una depuradora succiona con muchísima fuerza y cuando una persona se ve atrapada no es fácil retirarla del vacío”, explica a 20minutos Ismael Sanz, coordinador de las comisiones de investigación e inclusión de la Real Federación Española de Salvamento y Socorro. El experto detalla que ante estas situaciones la “única solución” de los socorristas y testigos es acudir a desconectar la bomba de aspiración en la sala de máquinas donde se encuentra la depuradora.
Sanz señala que el acceso a estos espacios y, en su caso, a las llaves para abrirlos debe ser lo más “directo” posible, por lo que conviene saber dónde se encuentra para poder actuar rápidamente en caso de incidente. “Son segundos que juegan radicalmente en contra de la persona que está bajo el agua”, concluye el experto.
La succión, un efecto físico que “atrapa” al fondo
Los sumideros de fondo, donde los bañistas tienden a quedar enganchados, son vitales para el normal funcionamiento e higiene de las piscinas, pues ahí se inicia el proceso de depuración del agua. Este orificio de desagüe está conectado a una bomba de absorción muy potente que traslada el agua a la depuradora, normalmente situada en una sala de máquinas. Cuando la piscina tiene un sumidero se genera en el fondo una especie de torbellino, llamado vórtice, que ejerce un efecto de succión hacia abajo.
“Es un fenómeno físico que arrastra a la persona hacia abajo; entonces, cuando se trata de un niño, que no tiene capacidad ni fuerza para salir de esa presión, se queda atrapado al fondo”, comenta a este periódico José Luis Hurtado de Mendoza, director de la Oficina Técnica de la empresa de piscinas SCP Pool España.
El técnico vaticina que los casos de ahogamientos por succión “lamentablemente seguirán ocurriendo” en tanto que “muchas piscinas se diseñaron con unos criterios donde no se tenía en cuenta una serie de medidas de precaución”. Sin embargo, apunta que existen medidas preventivas en el diseño de piscinas que precisamente persiguen evitar los terribles desenlaces.
Calmar el sumidero
El experto en construcción de piscinas señala cuatro principales alternativas que no tienden a figurar en los diseños originales de las piscinas y que pueden reducir la potencia de los sumideros. La primera de ellas es la adquisición de una tapa antivórtice o antivortex colocada sobre la apertura. Con ella, se consigue que la aspiración no tenga lugar en el eje vertical, sino que el agua penetre por los laterales del componente, al nivel del suelo, evitando la aparición del vórtice, responsable del arrastre hacia abajo. Hurtado de Mendoza señala que, aunque no venga “prescrita” la colocación de esta pieza en los diseños, la “tendencia” reciente es que los constructores de piscinas “tiendan a comprarla y ponerla para evitar un problema futuro”.
La segunda solución que propone sería la diversificación de la presión mediante la instalación de varios sumideros en el vaso. Al haber varias fuentes de absorción -al menos dos-, se consigue que la fuerza de aspiración de la piscina no recaiga sobre un único sumidero. Así, en caso de atrapamiento, no se generaría un vacío, sino que la bomba podría absorber el agua por el otro orificio y la persona tendría oportunidad de liberarse.
Una tercera opción, algo más compleja, sería eliminar directamente los sumideros del fondo, aunque es difícil en las piscinas grandes y comunitarias -otras de menor extensión, como las privadas, no requieren de estos elementos en sí-. El problema recae en que suprimir estos elementos distorsionaría el funcionamiento normal de las piscinas, ya que la suciedad tiende a irse al suelo y, en la mayoría de los casos, las boquillas que impulsan el agua están colocadas cerca de la superficie para llevarla hacia los skimmers, por lo que quedaría una “masa de agua sucia” en el fondo del vaso. Por ello, explica Hurtado de Mendoza, la alternativa de suprimir las aberturas de la base tendría que ir acompañada de algún método que impulse el agua a depurar hacia arriba. “Es un parche, pero podría ser una solución válida”, sentencia.
Por último, existe una solución que solo sería realizable en piscinas de escasa concurrencia, que consiste en desconectar la bomba y detener la depuración cuando haya bañistas en el vaso y encenderla solamente cuando la piscina esté vacía o poco confluida, de modo que los sumideros no ejercerían ninguna succión y el riesgo de atrapamiento sería cero.
Falta “alfabetización acuática”
Si bien los ahogamientos están generalmente motivados por el entorno, una mejora en la conducta de los bañistas en las piscinas siempre será útil para la prevención, aunque los expertos sostienen que en el ámbito de la “alfabetización acuática” España no está a la altura. “No está en la cabeza de la población que en el agua pueden pasar cosas muy graves”, subraya Ismael Sanz, que añade que “si los niños desde edades tempranas saben que estar cerca de las rejillas de depuración es una situación de riesgo, probablemente haya muchos muchos menos menores afectados”.
Sanz expresa que el sistema educativo español tiene “enormes carencias” formativas sobre la seguridad en el agua. En concreto, denuncia que no hay “ningún tipo de información” vinculada a ella y señala que en otros países como Francia, Alemania o Italia “se garantiza el derecho” a esta información. “Eso en España no sucede, y si no educamos a la población a interpretar el medio acuático como un sitio donde se pueden producir accidentes muy graves, lógicamente la población cuando llega cometerá imprudencias que no saben que lo son”, critica.
El coordinador de la Federación hace hincapié en la necesidad de sensibilización sobre los ahogamientos, que equipara con los accidentes de tráfico: “Del mismo modo que en las etapas educativas obligatorias se da información sobre seguridad vial, también se debería informar sobre cómo prevenir y evitar riesgos en el agua. No hay ninguna acción de peso ambiciosa a nivel nacional que esté por reducir los ahogamientos”.
Mejorar la conducta humana
La cura para el peligroso atrapamiento al fondo de la piscina pasa por una acción rápida de socorristas y testigos, que deben desactivar la depuración cuanto antes, para lo que sería beneficioso conocer la ubicación y el modo de acceso a la sala de máquinas. Pero es mejor prevenir que curar.
Sanz indica que la falta de conocimiento sobre la seguridad acuática lleva a muchos bañistas a llevar a cabo conductas arriesgadas y señala causas importantes -aunque muy comunes- como el acceso al agua sin la presencia de un socorrista o el baño con el pelo largo y suelto, más proclive a engancharse en los sumideros activados para la depuración.
De entre todas las imprudencias, el experto pone el acento en el consumo de bebidas alcohólicas en entornos de agua. “Los que trabajamos en esto sabemos que el alcohol está detrás de las conductas imprudentes y de los ahogamientos”, avisa Sanz, al tiempo que señala la normalidad con la que esto ocurre: “Seguimos viendo anuncios donde se promueve la ingesta de bebidas alcohólicas en medios acuáticos. Hay bastantes empresas que venden bebidas alcohólicas y lo asocian a las playas y las piscinas”.
Otros factores de riesgo en las piscinas
El técnico de la empresa de piscinas SCP, Hurtado de Mendoza, detalla a este medio otros factores de riesgo en piscinas más allá de los sumideros, aunque subraya que son más leves y menos comunes. “Hay riesgo de enganches o atrapamientos menores en otro tipo de boquillas“, explica el trabajador de la compañía, que alude al excesivo tamaño de algunos orificios que, según ha podido ver, incumplen la normativa que limita a 8 milímetros toda abertura que tenga un elemento colocado en el vaso de la piscina.
Por otro lado, indica que “el revestimiento de la piscina” debe ser cuidado y revisado. “He visto piscinas donde el gresite -el azulejo- está saltado, se ha levantado la pieza y al final quedan aristas que pueden cortar en los pies de los usuarios”, advierte.
Sobre posibles oxidaciones, Hurtado de Mendoza recalca que las barandillas y escaleras, aunque son de acero inoxidable, precisa de un mantenimiento. “Lo llamamos inoxidable, pero el acero inoxidable se oxida, y requiere de una limpieza que haga que esa superficie esté en unas condiciones óptimas”, anota.
Por último, pone el foco en que los suelos deben ser “antideslizantes”, tanto en los fondos de piscina como en las zonas aledañas. El mismo cuidado, añade, deben tener las duchas, desde la estructura misma hasta los sumideros. “Todas estas cosas también son importantes”, concluye.